Cuento motor: El ogro y la manzana
El ogro y la manzana
Contenido Educación Física: estructuración espacio-temporal y trayectorias
I El ogro glotón
Sus enormes patas hacían crujir las hojas caídas que pisaba. Comenzaba a oscurecer y llevaba horas sin comer. Había andado todo el día en su viaje desde Chancladia hasta Calzoncillosland. Iba a visitar a su primo Torpedo, al que llevaba años sin ver.
Los primeros metros los hizo corriendo, aunque no pudo aguantar mucho y comenzó a andar.
Ese bosque era más oscuro de lo que el ogro pensaba. Los sonidos le asustaban.
Atravesó una nube zumbante de algo que volaba. Eran miles. Eran abejas. Los seres voladores no parecían dispuestos y permitir pasar al ogro por allí, pero no le quedaba más remedio.
Finalmente lo consiguió y prosiguió su camino por aquel tenebroso bosque.
»¡Crunckkkk!«
Dio un respingo. De repente, comenzaron a caer castañas de los árboles. De arriba a abajo, estrellando su erizo contra el suelo de forma escandalosa. El ogro debía pasar bajo esos castaños obligatoriamente.
Lo consiguió. Atravesó aquel misterioso camino de castañas agresivas.
The trees are mad at me.
El problema vino cuando el ogro se dio cuenta de algo. Tenía hambre, lo que caían eran castañas, las castañas se pueden comer, así que, si comía castañas dejaría de tener hambre.
Tras este genial razonamiento decidió volver sobre sus pasos y recoger algunas castañas. Al pinchar tanto el erizo, debía separar la castaña de los pinchos ayudándose del pie y, una vez fuera, llevarlas a la cesta que había fabricado con unas ramas secas.
The chestnuts prick.
Ya con la castañas en la bolsa, tras andar durante varios minutos, una manzana roja como la sangre lo sorprendió sobre una piedra. Brillaba, casi parecía querer hablarle.
Cómeme, cómeme
Parecía decir la manzana.
No se lo pensó. Se abalanzó sobre ella como un perro hambriento y sin pensárselo le propinó un bocado. El crujir de la roja manzana se escuchó en todo el bosque. Pareció hacerse el silencio y se mantuvo hasta que otro sonido contundente hizo volar a los pájaros. El ogro, como si se hubiese dormido de golpe, cayó al suelo desmayado. La manzana estaba envenenada.
II La médico
Por otro camino del bosque, lejos del ogro, una médico galopaba en su caballo camino de Calzoncillosland, donde tenía su consulta. Los vecinos la esperaban allí todas las semanas para ir a contarle sus problemas.
En medio del camino apareció un bulto extraño tirado en el suelo. El ogro estaba tendido sobre la arena como una roca oscura. La médico no lo dudó y se arrodilló ante él. Al ver la roja manzana mordida junto a su brazo derecho supo cuál había sido el motivo que había llevado a aquella criatura a caer de bruces.
No era la primera manzana envenenada a la que se enfrentaba. Alguien en ese bosque gustaba de poner manzanas para engañar a quien lo cruzaba y se atrevía a morderlas. Como la médico siempre iba preparada, sacó la pócima de su zamarro y le puso una inyección al ogro en el culo.
II El ogro encuentra a su primo Torpedo
Ya recuperado, agradeció a la médico todo lo que había hecho por él y le regaló sus castañas. La médico no las aceptó, pues ella decía que había hecho lo correcto. Además, lo llevó en caballo hasta Calzoncillosland.
Su primo torpedo lo esperaba. Pero, como nada parecía querer salir bien. Calzoncillosland estaba incomunicado por una gran tormenta que había hecho salir todas las ramblas con fuerza. El ogro fabricó un puente de madera y superó aquel problema.
Al final el ogro y Torpedo pudieron verse y disfrutar juntos aquellos días.
Imagina al ogro. Constrúyelo con material.
LES HA ENCANTADO EL CUENTO A MIS ALUMNOS DE PRIMERO.
ResponderEliminarGRACIAS COMPAÑERO.
Gracias Francisco. Me has hecho recordar este cuento, que lo tenía completamente olvidado. Si os ha servido, para mí es una satisfacción. Un saludo.
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