La flor de la paz que embellece los campos almerienses
Las últimas lluvias y las elevadas temperaturas de los últimos meses del invierno, han provocado que las amapolas comiencen a pintar de rojo los campos de la provincia almeriense. Aunque su principal época de floración es mayo, en abril también comienzan a verse de forma abundante.
Es una flor de color escarlata intenso que tiene cuatro finos pétalos y dos sépalos vellosos. Las hojas son un poco venenosas para los animales herbívoros. Cada flor produce unas 20.000 semillas, que pueden ser usadas como condimento y en bollería.
La amapola no nace en cualquier sitio. Es difícil verlas en bosques, ya que a las amapolas les gusta la tierra movida por el ser humano. Por eso, lo normal es que aparezcan a los lados de las carreteras y en campos de cultivo, sobre todo donde hay cereales.
A pesar de la belleza que las convierte en objetivo de muchos fotógrafos, para los agricultores es una mala hierba que perjudica a sus cosechas. En Almería es fácil verlas en la sierra y en el parque natural de Cabo de Gata-Níjar.
Símbolo de paz
En la I Guerra Mundial, mientras varios países combatían en un conflicto que hizo daño a mucha gente, el terreno estaba continuamente expuesto al paso personas y vehículos. Los combatientes se escondían en trincheras, unos lugares donde se refugiaban de los enemigos. Las amapolas nacían entre trinchera y trinchera, en los lugares donde no pisaba nadie. En Gran Bretaña, cada 11 de noviembre, se rememora el conflicto regalando amapolas de papel. Por otra parte, el pintor francés Monet también dedicó su arte a las amapolas.
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